martes, 12 de julio de 2011

«Cuando el alumno esté preparado aparecerá el maestro»

imagen el maestro jesus

CUANDO EL ALUMNO ESTÉ PREPARADO
La primera vez que leí el Bhagavad Gita fue como si un rayo hubiera iluminado mi vida. Una experiencia similar tuve cuando leí las cartas de san Pablo en el Nuevo Testamento. Estas dos sabias y antiguas obras habían formado parte de mi biblioteca durante más de treinta años. Debía de haberlas mirado centenares de miles de veces, y probablemente las había hojeado también de niño y cuando asistí a la universidad. Y, sin embargo, no tuvieron ningún sentido para mí hasta que estuve preparado, hasta el momento en que me guiaron hacia descubrimientos milagrosos y me ayudaron a dar un propósito a mi vida.
Un antiguo proverbio zen dice: «Cuando el alumno esté preparado aparecerá el maestro». Cuando estés realmente decidido en tu mente a experimentar la realidad mágica y a vivir todos y cada uno de tus días con un propósito, se te mostrará el modo de lograrlo. Examinemos las cuatro palabras clave de este proverbio zen. Alumno. Sé un alumno. Permanece abierto y dispuesto a aprender de todos y cada uno. Ser alumno significa tener espacio interior para un nuevo saber. Cuando estás verde creces y cuando estás maduro te pudres. Permaneciendo verde, evitarás la maldición que representa ser un experto. Cuando sepas de corazón
que cada persona que encuentras en la vida tiene algo que enseñarte, podrás aprovechar al máximo lo que ésta te ofrezca. La capacidad de crear realidad mágica supone en primer lugar el ser un alumno de la vida. Preparado. Sé un alumno dispuesto. Tu nivel de preparación para crecer y convertirte en tu propio hacedor de milagros no es más que un estado mental. Como alumno, sabes que todos y todo pueden de algún modo ser tus maestros. Como alumno dispuesto, ansías lo que todos y todo pueden ofrecerte. El «giro equivocado»
que te lleva a un lugar nuevo e inesperado es una oportunidad para crecer. Cuando eres un alumno preparado, el extraño que te habla de cómo superó su adicción hace años se convierte en un guía que se te envía para ayudarte a hacer frente a tu propia adicción personal.
Cuando estuve preparado, preparado de verdad, para dejar atrás el alcohol, se me apareció el maestro en una meditación con estas palabras: «No necesitas mirar más. Hazlo ahora, tendrás toda la ayuda que estés dispuesto a recibir». Yo había oído estas palabras miles de veces, pero mi falta de disposición era siempre un obstáculo. Esta vez, estaba preparado y pude alejarme del alcohol sin volver a mirar atrás. En casi todos los artículos de revistas que leí en los días siguientes parecía hablarse de gente que encontraba el valor necesario
para dejar atrás el alcohol y las drogas. Es posible que esas historias personales hubiesen estado ahí siempre, pero no me sirvieron como poderosos recordatorios hasta que estuve realmente preparado.
Preparado significa dispuesto. Disposición genuina y auténtica. Cuando estés así dispuesto, descubrirás a tu
propio maestro personal.
Maestro. El maestro está en todas partes. La ayuda que necesitas te será facilitada por el universo en cuanto
conviertas tu preparación en disposición. En cuanto estés dispuesto, encontrarás maestros en cada rincón de
tu vida. El maestro puede muy bien ser un alma experimentada dispuesta a ayudarte y guiarte hacia los milagros que buscas. Puedes interpretar la aparición de esa persona en tu vida ahora, en el momento mismo en que estás
preparado, como un accidente o una ruptura divina por tu parte. Pero, de un modo u otro, ese alma sabia ha estado siempre a tu disposición. Es tu disposición la que hace que el maestro pueda ayudarte.
Los maestros aparecen bajo diversas formas. El tuyo puede ser una cinta que alguien ha dejado «por
accidente» en tu coche y que tú, «por accidente», pones en el momento preciso. Es posible que la semana pasada la hubieras oído durante dos minutos y hubieses rechazado su contenido; ahora, tu disposición permite su presencia como maestro. Tu maestro puede también ser un libro o un artículo que te haya recomendado un amigo. Puede ser tu asistencia imprevista a una conferencia o un servicio en la iglesia para el que alguien te ha dado su entrada porque tenía que salir de la ciudad; el mensaje del orador parece estar dirigido de manera específica a ti. El maestro puede ser un niño que te coge de la mano y te hace una pregunta en la que tú no habías pensado hasta ese momento, y la respuesta que le das al niño es la respuesta que te das a ti mismo.
Tu maestro puede ser invisible y aparecer en forma de un pensamiento que viene a tu mente en un momento
tranquilo, de contemplación, y te anima a seguir una dirección determinada.
Fuente: Libro  Tus Zonas Magicas
Wayner Dyer

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